Estampillas para viajar, narrativas filatélicas del imaginario de Alan Glass

“He reconstruido todo,

he vuelto a hacer el mundo”

Saint Pol-Roux

Cuenta Alan Glass, que fue en la casa de su amiga, la artista Aube Breton Elléouët, hija de André Breton, donde pudo admirar por primera vez el objeto singular, bello y sorpresivo que cautivó su curiosa mirada y su interés por México. Dicha figura habría viajado desde México a Francia, posiblemente como un regalo del poeta Benjamín Perét a la familia Breton. ¡Qué maravilla!, fue seguramente la expresión entusiasta de Alan mientras observaba con detenimiento… una calavera de azúcar.

Así fue como Alan, movido por la curiosidad de un país donde para espantar a la muerte se juega con ella, se le festeja con música y se le representa en dulces de alfeñique en coloridas calaveras elaboradas con azúcar, empacó una maleta y viajó a México por primera vez en 1961.

Durante esta primera y breve visita, Alan Glass compró y coleccionó lo que él mismo llamó como “tesoros de México” que consistían en objetos de arte popular, judas maravillosos, pan de día de muertos y, desde luego, las calaveras de azúcar responsables de su viaje. Meses después regresó a Francia llevando consigo aquellos tesoros los cuales vendió a un coleccionista francés para financiar su viaje definitivo de regreso a México, país que había conquistado la mirada y el corazón del artista.

Si una calavera de azúcar pudo suscitar un viaje, es sólo una muestra de los alcances de su pasión por los objetos y la creación artística.

“Toda mi vida he tenido una relación con los objetos” mencionó Alan durante una entrevista cuando le fue otorgada la Medalla Bellas Artes en 2017, “siempre estoy en búsqueda. Todo el tiempo estoy pendiente, esperando, es una asociación: Hay algo misterioso, el azar” concluye.

El artista de origen canadiense es, principalmente, conocido por sus cajas de arte-objeto en las que coloca esos azarosos hallazgos que ha encontrando en mercados de pulgas o populares y en las tiendas de antigüedades que visita en su búsqueda constante. Alan Glass es un observador de la poética en lo cotidiano, todo objeto es coleccionable y susceptible de traducirse en un tesoro dentro de su narrativa visual.

Las estampillas postales no han sido una excepción entre los objetos de admiración e inspiración para Alan. Aquellas que llegaron pegadas en un sobre conteniendo cartas, continúan en su mayoría tal cual, carta y sobre, resguardando las historias de los amigos que Alan ha cultivado a lo largo de su vida.

En la presente exposición, las estampillas que se exhiben también tienen su historia. Alan recuerda que muchas de ellas fueron adquiridas en un local de la calle Morelia en la Ciudad de México que solía visitar con cierta frecuencia. El dueño del diminuto establecimiento era un viejecito apasionado por la filatelia y exhibía en su mostrador estampillas de diversos países del mundo. Entre pláticas, le mostraba a Alan extraordinarios ejemplares filatélicos poco comunes por sus formas y tamaños distintos.

De la misma forma en que Alan Glass se apropia de los objetos dándoles un nuevo significado simbólico y estético en la construcción de sus cajas, las estampillas fueron transformadas mediante finísimas y meticulosas intervenciones con acuarela. Algunas veces con dibujos diminutos surgidos de la imaginación del artista que nos recuerdan el automatismo psíquico que André Breton reconoció en los dibujos realizados con bolígrafo y que Alan mostró al considerado como el padre del surrealismo cuando lo conoció en París.

En otras ocasiones, la imagen original de la estampilla es bloqueada selectiva y parcialmente creando nuevas lecturas visuales. Mediante este proceso creativo, Alan da un nuevo significado a estos pequeños objetos que utiliza como lienzo.

En algunas de las piezas, se alcanza a distinguir vagamente el rastro del matasellos de alguna oficina postal, evidencia inequívoca del viaje de la estampilla. Debajo del dibujo de Alan Glass queda guardado como un secreto, el misterio de toda información original que suele contener un timbre postal.

En su mayoría, la serie de estampillas intervenidas con acuarela por Alan Glass fueron realizadas a mediados de los años sesenta del siglo pasado y algunos ejemplares fueron exhibidos por primera vez en 1967 en la Galería de Antonio Souza en la Ciudad de México.

En 2014, Alan Glass participó en la exposición colectiva “Cajas de Palabras” convocada por el Museo de Filatelia de Oaxaca. La creación de un buzón en la línea de sus cajas-objeto a la que tituló “La poste au Mexique” con la que participó entonces, se presenta nuevamente acompañando sus estampillas en su regreso a Oaxaca y a las salas del Museo de la Filatelia.

Las estampillas en la presente exhibición, no tienen por objetivo viajar en un sobre y con un destinatario. Alan Glass todo lo transforma, lo integra a su propia visión del mundo. Estampillas para viajar contienen en sí mismas un viaje dentro del universo desbordante de la fantasía creativa de uno de los últimos artistas surrealistas.

Son estampillas de ninguna parte, de ningún país, pertenecen a un mundo mucho más extenso, aquel que no conoce fronteras: la imaginación.

Cristina Kahlo

marzo 2022