Joyas de la Filatelia Mexicana

Febrero-mayo 2003

Colección Enrique Trigueros

Ciento veinte lotes de piezas, que van desde la época clásica (1856 a 1883); pasando por la antigua (1884 a 1910); la revolucionaria (1910 a 1923) y hasta la moderna (1924 a la fecha), constituyen la Colección Joyas, reunida por Enrique Trigueros.

¿Qué hace de un timbre una joya?. Una infinidad de razones, pero la principal es su rareza, es decir, la escasa existencia o la dificultad para obtener determinada pieza. «Pocas» existencias podrían ser desde una sola -una verdadera joya- hasta diez, veinte, o treinta en promedio, que también se pueden apreciar como muy raras.

El valor de un timbre se incrementa principalmente con el conocimiento que se tenga de él, a través de la investigación. Los timbres de México cuentan con estudios de diferentes épocas realizadas por asiduos coleccionistas mexicanos y extranjeros que han encontrado información sobre el número de timbres producidos en diferentes emisiones y su distribución, de tal manera que se pueden deducir algunas existencias para establecer un índice de abundancia o rareza.

A ello, se suma el valor histórico, ya que el timbre es siempre un testimonio de su tiempo, de la nación y la sociedad que lo creó; el valor artístico, por sus logros en el diseño e impresión, y finalmente el valor comercial, cuyas cotizaciones quedan registradas en los catálogos internacionales de timbres y en las listas de precios que publican las casas de subastas.

Lo eminentemente filatélico, que aumenta el valor de una pieza, curiosamente va ligado al defecto o error y al azar; lo que en otras disciplinas podría ser motivo de rechazo, en la filatelia será bienvenido por raro y escaso, de tal manera que las «joyas» no son siempre las piezas más perfectas, estéticas, o extremadamente caras.